Historia[s]
A finales del siglo X, la abadía de Alet pertenecía, al igual que la de Saint-Hilaire, a la congregación de Saint-Michel de Cuxa y estaba bajo la influencia de los condes de Carcassonne. Sin embargo, estos prefieren la abadía de Saint-Hilaire en lugar de la de Alet. Después de un periodo de prosperidad durante el siglo XII, el monasterio sufrió un periodo de dificultades debido a la mala gestión de algunos abades y como consecuencia de la cruzada albigense. En 1318, Alet se convirtió en la sede de un nuevo obispado. La abadía románica se transforma en catedral gótica y las casas señoriales predominan por el pueblo. Durante las guerras de religión, fue varias veces asediada al pasar la ciudad de manos de los católicos a manos de los protestantes y viceversa. Los daños fueron tan importantes que se abandonó la catedral y se marcharon a una iglesia provisional que se convirtió en la nueva catedral. Hay que esperar hasta el siglo XIX, durante la visita de Prosper Mérimée, para que se lleve a cabo una acción para proteger la antigua abadía...
Para descubrir
Paseando
El Belvédère
A pocos pasos de la puerta de Cadène, sale un camino que sube a un ligero promontorio. En el camino nos cruzaremos con los arces de Montpellier, robles pubescentes, retamas... antes de llegar a un rellano. Los restos de la muralla de la ciudad destacan en este lugar con unas maravillosas vistas del pueblo y del valle. Desde aquí se pueden ver los jardines secretos, contemplar la amplitud de la muralla medieval y las ruinas de la abadía-catedral. Sobre el pequeño banco de madera que domina este paisaje rosa y verde, la serenidad invade al paseante...
Saint-Salvayre
Esta aldea del siglo XVII se encuentra a 700 m de altitud, sobre Alet. La capilla muestra un conjunto de esculturas romanas procedentes de la abadía del siglo XII. En esta llanura de pastos se aprecian unas maravillosas vistas del valle del Aude y de los Pirineos. Este lugar también es muy conocido para escalar. En la garriga se esconde un menhir. Esta llanura pertenece a una zona de interés natural donde se encuentran las cuevas de Lavalette. Se sabe con certeza que estas 3 cuevas estuvieron ocupadas durante un largo tiempo. En ellas se encontró material de finales del Neolítico, y puede que los habitantes de Alet se escondieran aquí durante las Guerras de Religión. Hoy en día es un valioso refugio para los murciélagos.
La vía romana
El camino comienza detrás de la piscina, sigue el curso del Aude y llega hasta Limoux. Se trata de una tramo de la antigua vía romana que unía el valle del Aude con los Pirineos. Se puede recorrer fácilmente y disfrutar de unas magníficas vistas del río, sus rápidos, sus zonas tranquilas y las canoas y kayaks que descienden...
En los alrededores
El Museo de los Dinosaurios
El alto valle del Aude es el principal yacimiento europeo de fósiles de los últimos dinosaurios y de sus huevos. En estas tierras de arcilla roja del Cretácico donde se cultivan las variedades de Chardonnay y Pinot Noir, los viticultores también han hecho un gran descubrimiento. Dos vinos de la bodega Anne de Joyeuse tienen el nombre de dos especies únicas en el mundo que se descubrieron aquí: Ampelosaurus Aticis, «le Dinosaure de l’Aude» (el dinosaurio del Aude) y Gargantuavis, «l’oiseau qui aime le vin» (el pájaro al que le gusta el vino). Ambos están expuestos en el Museo de los Dinosaurios de Espéraza. En 2500 m2 de exposición, se cuenta de manera lúdica, pedagógica y activa la historia de la vida en la Tierra. Reptiles, mamíferos, vegetales... hay sitios para todos, pero las estrellas son los dinosaurios. ¡Os espera una sorprendente experiencia con T.Rex! (Más información).
Quillan
Fundada en el siglo XIII y dominada por su castillo cuyo propietario era el arzobispo de Narbonne, se encuentra a mitad de camino entre Fenouillèdes y Alet-les-Bains. Esta pequeña ciudad llena de encanto, situada a orillas del Aude, es un centro deportivo en plena naturaleza donde reina el senderismo o la BTT. El camino de los cátaros pasa por las «3 quilles», 3 colinas que dieron su nombre a Quillan, y continúa hacia la llanura de Sault, Camurac y Montségur. Por las laderas escarpadas que rodean Quillan también hay numerosas rutas. Los deportes de aguas vivas se practican las cercanas gargantas de Pierre Lys o en el centro de la ciudad. Desde el muelle de Pouzadou, acondicionado para pasear, se puede observar a los aficionados al kayak o a buenos pescadores. En la parte baja del castillo, alrededor de su iglesia, las calles de esta bastida tan tranquilan se animan gracias a las terrazas de los bares y restaurantes... (Más información).
El Museo del Sombrero
Justo al lado del Museo de los Dinosaurios, el Museo del Sombrero despierta el recuerdo del detonante de la reputación mundial de Espéraza, la industria del sombrero. En 1929, esta industria contaba con 3000 trabajadores en 14 fábricas locales. La exposición presenta máquinas, vídeos, fotos... Una herencia del siglo XIX recolectada por un fabricante. El último fabricante francés de sombreros de fieltro «Le Chapeau de France», se instaló en Montazels, cerca de Espéraza (más información).
En torno a la explotación de la madera, se desarrolló una actividad muy importante en el transporte fluvial en el alto valle del Aude. Para enviar la madera del bosque de Fanges, Picaussel, Capcir... los habitantes de Aude utilizaban la técnica de flote de la madera, al menos desde el Renacimiento. La madera se transportaba por tierra hasta el puerto de Quillan. Allí se hacían almadías de 10 a 15 troncos unidos con vergas de avellano. Los hombres que manejaban estas almadías, los «carras» eran muy demandados porque hacían falta muchos años, una gran experiencia, fuerza y valentía para enfrentarse a todos los obstáculos del explotado y agitado curso del río. Se les conocía como los «carrassiers». Su viaje les llevaba de puerto en puerto hasta el mar...